miércoles, 28 de abril de 2010

El equilibrio roto. (Cuadro de Rafael ).



El equilibrio roto.


No sólo frutos y cuerpos recientes
entran en la casa del vino.
En los recovecos de este hallazgo
No recelo abonar los sembrados recientes.
Para desplazar las columnas
Que sostienen a la cercana ventura
El aire se trastoca en vegetal.
Más que los patos… se detiene el canto,
Se sienta, se extravía en la emoción,
A contemplarte,
Como plegaría amordazada.
Algo tienes tú que ver con esta extraña alteración
(mirándote; se puede salir de cualquier situación depresiva).
No desatiendas el manual de nubes
Que inunda el envidioso cielo
(que no me permite ser tu escolta).
Me quedo con la pretensión de unir
el desorden de mi respiración
con tu roce.

Gines Liebana

Inmarchitable sed. (Cuadro de Mercedes)


Inmarchitable sed.


En la alteración no se cómo dirigirte. Me hace daño merecerte.
Entre arriesgadas matas por la fugitiva
Superficia, vámonos a beber manantiales.
Aquí traigo el borrador de los acuerdos.
Te busqué un escondrijo donde se unen por derecho
la textura y la esencia.
En las mesas de entregas del diacrónico de las tertulias
se presentó una falsagrafía del pensamiento discontinuo.
Si una lanza hiere la rama mal sujeta y el arco
rompe la armonía el deseo, destroza la pared que ahoga.
Si lo inesperado se dispone mal, en la lista de gastos
se agrieta la madera venerada del inquilino íntimo.
Voto por llegar a un sitio que no sea el único.
Ardo por estar contigo como si no existieras.
Llamo a lo que no se deja ver.
Cuento una leyenda que no tiene voz
y grabo instantes a la brillante tarde
para cazar con armas que seducen.
Quiero acupuntor tu corazón con mimo de varas y un alfiler corto,
Dirigirlo a la afectiva cámara del ensalmo…
Y para que navegue
Con el ayudante de la discrección voy a levantar la bocana.
Rebuscar en la broza del agua lo que deja a tu paso.
Rogaré a la ventisca que en el transporte
no le arranque el sombrero al placer.
Ya que ¡me estás ganando sobre el suelo voime a esconder.

Gines Liebana

Andantino nº 2. (Cuadro de Alejandro)


Andantino nº 2.


El ojo del vino rompe la portada.
¿Qué hechizo obtuvo la medusa?
para alcanzar la trivialidad?
El gigante príncipe de la faz divina
no pierde pisada, saca del botiquín
la consonante vibratoria del trémolo ebrio.
Su nombre es Metratón
(vegetal alquímico, excluido del santoral por sus 36 alas
y domesticar loros que contestan el ora pro nobis de la letanía)
hace trayectos a caballos con sombrero y capa,
y muerde al mercader de los pájaros.
Las potestades lo expulsaron del coro escénico.
Siempre le quedará París.
El equilibrio roto. (Poema de Rafael Cerezo).
No sólo frutos y cuerpos recientes
entran en la casa del vino.
En los recovecos de este hallazgo
No recelo abonar los sembrados recientes.
Para desplazar las columnas
Que sostienen a la cercana ventura
El aire se trastoca en vegetal.
Más que los patos… se detiene el canto,
Se sienta, se extravía en la emoción,
A contemplarte,
Como plegaría amordazada.
Algo tienes tú que ver con esta extraña alteración
(mirándote; se puede salir de cualquier situación depresiva).
No desatiendas el manual de nubes
Que inunda el envidioso cielo
(que no me permite ser tu escolta).
Me quedo con la pretensión de unir
el desorden de mi respiración
con tu roce.

Gines Liebana

Confuso reflejo. (Cuadro de Joaquin)


Confuso reflejo.


Canjean, cambian la travesura en bronca.
En ese mismo desconcierto.
Bebí en ti. Arrimado al báculo.
Sé decirte que el apretado nudo insatisfecho
me acompaña si no desembocan en las cubas.
Como un polizón que no desembarca
En los vaivenes de la tempestad y se va a pique,
Los excesos descansan si no desembocan en los ágapes.
El vino rechazado pastorea entre tristes copas;
Se deslumbra hasta el fondo
Y cuando se altera vislumbra lo insondable.
Las avispas se pasean torpemente
Sobre el racimo de la uva picuda.
El pergueñal se ensimisma.
Los fantasmas del vino se colocan el muter.

Gines Liebana

Nacido sabio. (Cuadro de Ángel)


Nacido sabio


En la noche problemática del vino
El primer vaso bébelo con la clientela
El segundo recházalo,
El tercero ofréceselo graderío
El cuarto arrójalo al borricomio Mongovardo
El quinto ofrécemelo para aliviar mi Trajaneo
Y el sexto derrámalo sobre mi sedienta boca
El ensimisme escénico se amotina en la bacanal
Y sale con estridencia del instruido cartapacio.
El vino es griego hambriento de fantásticos cromos.
Felicita al que le pasa de dosis.
Su esencia, falta sensatez combate en la barca sin vela,
Donde se balancea hasta el confín.
Chispea en los encuentros con la pirámide de espuma
E ilumina la astucia del espíritu.
No es conducta sin solapas

Es mucho más. El vino es apocalíptico.
Se queda donde se multiplican los sentidos
Por su carácter poliédrico se cita con al depresión en los frisos y lucha
para enfrentarse con la liberación de su símbolo.
Llena de recreo la zona donde se fecunda.
Los agentes de la desesperación se refugian en él.
Los ópalos le arrancan la máscara a su pulida transparencia.
Los ademanes se obnubilan en el placer interbáquico y para
rescatar a los náufragos, del pensamiento llena las copas de rubíes.

Gines Liebana

Tras-tornado. (Cuadro de Aurora)



Para que no se vea el daño que me has hecho,
No se lo cuento a nadie.
No te lo quiero atribuir.
(te perdono).
No se culpa al río desbordado si pierde su descarado curso.
La pena -flor de nieve-
Tiene esponja para secar lágrimas.
Y tú sigues teniendo asunto.
Lo que de ti me gusta, no sólo son tus manos,
sino tu paso, tu andar de potrillo,
Que mueve el mosqueo de oreja a oreja.
Los brotes de tu salvaje fantasía, siguen en un abismo.
Desprotegidos, preguntan
por que la tristeza abraza lo que no desea.

En un enredo trastornado
por enemigos de la silvestre tierra,
nos perdimos en las trémulas sombras
de un firmamento entretenido.

Gines Liebana

lunes, 26 de abril de 2010

SE APRESURA A ATRAPARTE



Se apresura a atraparte

Con la mecha preparada de la baquica bujia,
el vino se viste de purpura para adornar la mesa
y se desviste en la consumacion.

Los desesperados lo buscan.
El pensador lo oye venir, y lo bebe.
El vino tiene un concenso con los relatos liquidos.
y un convenio con los sueños.

Naufraga en el descollo del deleite.
Al libertino le apaga la culpa.
El vino es confesor.

Su desterrada gratitud descansa-No sabe contenerse.
Entre cirios acompaña a la herida
y riega de tenso aroma
su postura de arranque.

Los cascabeles zarandean el carro de las cubas
En el suelo vinicola, el paseante, gozoso
dora la memoria volatil

El amanecer retiene lagrimas en los racimos.
Siendo ontañon, y movido por el viento libre,
lleva alones en los tobillos y medita en el cantar.

El entendimiento limpia el infortunio y aterciopela el canto
agranda las estancias
y da ojos al ciego
y a la bacante,
por tomar los aires,
la devuleve al friso.

Gines Liebana.

HUMILDAD


Friso del Racimo Agraz

En las Viñas de los Moriles Altos
los objetivos del vino son multiples.
Desandarlo te deja rasgos
y cintas de versos que vuelan con
una delectacion semi dormida.
Y si cruza sin voz, lo menos recordado palidece.

Viene de las canteras del cuaternario-
Su hiladura nos lleva
al desvario de los antiguos crotalos.

Gines Liebana.

COMO VAN LAS PINTURAS DE ASAENEC


El viernes 23 visite Asaenec para ver la evolución del trabajo pictórico con Marta y los socios que participan en el proyecto y quede gratamente sorprendido la obra esta muy avanzada y presenta una alta calidad, colorido, matices y sensaciones de una belleza plástica que llama la atención a cualquiera me las mire, el buen trabajo de Marta la monitora se ve palpable y desde luego que tiene que estar muy satisfecha por ello. Aquí veis la obra y los poemas que la inspiran.

viernes, 23 de abril de 2010

JUNIO


Lola termina su obra Junio dice que no se siente muy satisfecha, pero para mi tiene mucha fuerza y sentimiento teniendo en cuenta que es la primera vez que pinta y que lo hace con su boca. Junio es uno de los mas bellos poemas de Pablo Garcia Baena.

, JUNIO

Oh, sé que he de buscarte
Cuando el otoño abrume con sus frutos goteantes la tierra,
Cuando las mozas pasen mordiendo los racimos
Como si fueran labios,
Cuando las piernas rudas de los hombres
Se tiñan con la sangre púrpura de las vides
Y quede una canción flotando en el azul helor de la tarde madura.
Oh, sé que he de buscarte.
Cuando caiga en el río el beso desmayado de la última adelfa
Buscaré tus pisadas sobre la arena tibia
Donde tu cuerpo expiraba bajo el mío
Como un tallo verde en el suspenso mediodía.
Oh, sé que he de buscarte
Cuando el dormido cisne del otoño aletee en su nido;
Pero Junio es ahora un pastor silencioso
Que coronan los oros sagrados de la trilla,
Y yo bebo en tu cuerpo la música desnuda
Que languidece en los violines lentos de la siesta.
Oh, yo sé que he de buscarte
Cuando la campiña despierte del letargo amarillo de los élitros;
Pero ahora es tu cuerpo sólo, tu cuerpo junto al mío,
Mientras junio incendia de felicidad los montes más lejanos
Y el río besa tímidamente nuestros pies
Como si Narciso nos contemplara con sus diluidos ojos verdes
[De agua.

PABLO GARCIA BAENA

LA COCINA DE LOS ANGELES


Cuca sigue trabajando en su obra La cocina de los Angeles basada en el poema de Pablo García Baena que podríamos colocar en la más hermosa de las cocinas:


La Cocina de los ángeles

¡Qué ir y venir esa Noche
por las cocinas del cielo!
Clara, en el punto de nieve,
Teresa, entre los pucheros.
La Carmen Soto vigila
calderetas y torreznos,
en tanto tocan a laudes
almireces y morteros.
Sumiller de mesa y boca,
pejes en nácar de Méjico,
Tobías el caminante
porta en azafates bellos
y adobado en pepitoria
el corzo de San Huberto
flamea entre las canelas
que inciensan fulvos braseros.
Amarguillos y perrunas
pizcan los franciscos legos
y los ángeles peinándose
el almíbar del cabello
rompen el alinde cande
de cornucopias de yelo.
Pinches son los serafines
y con albos pañizuelos
espejean como plata
los platos en los plateros.
Francolines de Milán,
plumas de rojo capelo
en horno de palosanto
doran pechugas al fuego.
Los pastores, que son hombres
de recental paramento,
cuecen habas, hierven gachas,
majan sal de salmorejos
y la majada se niebla
al humo de los espetos.
Parihuelas con salvillas,
frutas de sartén, buñuelos,
alfajores, bartolillos,
alojas de caramelo,
bechamelas, mostachones,
capuchinas, borrachuelos,
colman bandejas de azófar,
enmelan los lienzos duendos
y como hostiarios relucen
dulceras en los chineros.
El caldo de la Parida,
en áureo grial enhiesto,
al dar en punto las doce
sirve el Maestresala atento.

La Virgen, como es ayuno,
un suspiro es su alimento,
y al Niño recién nacido,
en níveo pórfido cuenco
que vela mano de ámbar,
da la leche de su pecho.

PABLO GARCIA BAENA

ELEGIA


Juan esta terminando su obra Elegia que da nombre al mismo poema de Pablo Garcia Baena, el nos habla de este poema le sugiere un campo verde y un paisaje amplio donde fundirse y perderse entre los verdes trigales de esta primavera.

Elegía

Me envuelvo en tu recuerdo
como en nieblas secretas que me apartan del mundo.
En la calle sonrío al amigo que pasa,
y nadie,
nunca nadie
adivinó mi muerte bajo aquella sonrisa
ni el frío sin consuelo de mis ojos que ciegan
pidiendo de los tuyos más desdén,
más veneno.

Ahora que la tarde se derrumba en las sombras,
y que el libro de versos resbala por mis manos,
ahora que la lluvia llora por los cristales
de mi ventana,
y llanto va a caer de mis ojos,
antes de que una mano encienda la dorada
llama de mi quinqué,
dime si tú no sueñas en tu balcón, ahora
que la lluvia nos une a los dos con sus lágrimas,
o si sobre el teclado de tu piano oscuro
agoniza Chopin
bajo tus manos trémulas.

Nunca sabrás el loco deseo que me tortura
de cautivar tus labios bajo mi boca ávida,
y sentir el latido de tu sien en mi mano
aprisionada como un pájaro aterido.
Pero no sabrás nunca nada de mi deseo.
Nada de cuando pienso desgarrar con mis dientes
los azules canales de tus venas
y juntos
morirnos desangrados, confundidas las sangres.
Pero estamos ajenos.

Yo sigo en mi ventana,
y tú soñando en otro mientras Chopin suspira,
ahora que aún no arde en mi quinqué la luz
y que a los dos nos une la lluvia con sus lágrimas.

LA NIÑA DE LOS PEINES



Pilar esta terminando su obra La niña de los Peines basada en el poema del mismo nombre de Pablo Garcia Baena, ella nos comenta que de la boca de esta cantaora salian colores, la fuerza de su voz cautivaron a todos los que la escucharon como le sucedio al poeta Pablo G. Baena que le dedico este verso.

Niña de los Peines

Giralda de las voces... Padecía
por su garganta un ave prisionera.
Era la pena de la petenera
y era un vuelo de llanto y agonía.

Entre el celo y la muerte y la armonía
de la amargura ardiendo como cera
está Pastora sobre su ara ibera:
Nuestra Señora del Andalucía.

Cádiz de sal, Triana de la luna,
Málaga del jazmín, Córdoba amante,
le dan el vino denso del olvido.

Y ella, que el grito y el silencio aúna,
raja el granado rojo de su cante
y entrega el corazón y su latido.

PABLO GARCIA BAENA